Consideramos absentismo a la ausencia al puesto de trabajo, sin entrar en disquisiciones, y por supuesto siendo poco estrictos con las dos primeras acepciones de la R.A.E. que lo considera una abstención deliberada o un abandono habitual, por tanto, ya sea en el absentismo educado que nos proporcionan los académicos o en el absentismo de andar por casa que consideramos en Telemarketing el quid del asunto sigue siendo el mismo, los tipos incumbidos de absentismo. Por eso, a partir de ahora consideraré ese absentismo ramplón que utilizamos en las campañas para entendernos y hacer entender.
Existen sólo dos tipos de absentismo, el evitable y el inevitable, alguna mente sagaz me dirá que no he sido original, cosa que no quiero, pretendo probar una evidencia, evidencia que todos conocemos, sólo existen dos tipos de absentismo efectivamente, y nosotros podemos desgajarlo, desglosarlo en casuísticas o tipologías, agregarlo, o hacer mil y una sumas y diferencias, siempre con su nombre y sigla, pero la realidad es que el absentismo sólo tiene dos vertientes, el que es evitable y el inevitable.
El inevitable, como todos comprenderán, es aquel en el cual nosotros hagamos lo que hagamos no podremos, y si lo hacemos es en un porcentaje despreciable, hacer palanca para desmejorarlo, comprendamoslo con un ejemplo, si una persona se rompe una pierna, se ausentará al puesto de trabajo y eso nosotros no lo podemos evitar, no es una abstención deliberada ni un abandono habitual -como inciso, igual la R.A.E. debería dar a ausentismo el significado de absentismo laboral, así las palabras vacías no sólo serían sinónimos- sólo en el caso de contar con un Delorean bien habilitado retrocederíamos en el tiempo y evitaríamos que esa persona no cayera en aquella zanja de la carretera y se partiera la pierna, aunque el sagaz se situará en la cuchufleta y me dirá que él de retroceder en el tiempo se acercaría a una administración de Loterías, y no le quito razón, pero como no somos Emmett Brown –Doc- o Marty Mcfly y tampoco tenemos un DeLorean DMC-12 , nuestras pretensiones se antojan producto de nuestra afectada y peliculera imaginación, no podemos evitar los embarazos y sus reglamentarias convalecencias, las enfermedades de los familiares, el vacío de la muerte o la alegría de un matrimonio, es incontrolable, es un imponderable que tendremos sí o sí y nuestra carestía o pompa en el porcentaje de absentismo dependerá de la suerte, podemos dar facilidades al trabajador que también beneficien a la empresa, en muchos casos parches más que otra cosa ¿pero cómo evitamos un permiso de paternidad? [1]
Por otra parte, existe un absentismo evitable para el cual lo primero que haremos es concebir un clima de trabajo adecuado, motivador, alegre y comprensivo, si una persona no falta nunca y ese día, por un atasco ,llega cuarenta minutos tarde debemos comprender y dar facilidades a esa situación puntual, un teleoperador debe considerar la plataforma como su segunda casa. Un buen clima laboral reduce considerablemente el absentismo evitable, pero ese clima laboral no brota en un día ni puede ser impostado, el personal no es tonto y las mentiras se pillan al vuelo, el clima laboral se trabaja, es cuestión de tiempo, se crea desde el principio por parte de todas las partes, sobre todo de los gestores de equipo y de la empresa y se funda en la confianza mutua. No podemos buscar aire si no tenemos bosques, esto no quiere decir que evitemos la totalidad del absentismo evitable pero sí lo reduciremos a su mínima expresión, las ganas de trabajar son unívocas, no se pueden injertar en el cerebro, las tienes o no las tienes de manera individual, tú con tu “cosidad”, sin ganas una persona puede derivar en un estado de ansiedad que le imposibilite trabajar y eso es muy malo para ella y muy malo para la empresa, el absentismo eminente es un cáncer para cualquier campaña, yo estoy motivado, me implico, soy solidario y lo son conmigo, yo tengo ganar de ir a trabajar.
Las divisiones, casuísticas o tipologías son muy falaces, una baja laboral puede ser evitable o no evitable y eso la casuística no nos lo dice, en muchos casos las bajas laborales en Telemarketing se producen por ansiedad, que terminan siendo bajas laborales largas y con muchas recaídas, casi nunca se trata la ansiedad en los cursitos formales de riesgos laborales y es de lo primero que debería hablarse. No entramos en la vida personal pero sí debemos poner los medios para reducir las enfermedades como el estrés, la ansiedad o la depresión causadas por un marco laboral inadecuado.
No todo el mundo sirve para gestionar equipos, la sabiduría o la formación no hace apropiado a un gestor, te da más instrumentos pero después debes empatizar, ser parte, tener mano izquierda, actitud y ausencia de vanidad. Malos gestores, malos procesos, son causantes de bajas por enfermedad y por ende de incrementar el absentismo.
Por último, debemos reseñar, siempre que hayamos creado el formato correcto, el clima ideal, que entre el absentismo evitable se encuentra el causado por los profesionales de la baja y el esperpento, personas sin escrúpulos, sin miramientos que llegan tarde de manera habitual, que se ponen enfermos en los días de entrepuente, que suelen enfermar en dolos propios de un vademécum médico del siglo XIX, etc., el absentismo de estas personas también es evitable. Se controla, se analiza, se pregunta, se ponen los medios y si fuera necesario se pena. La enfermedad debe ser respetada, la verdadera, teatralizar una enfermedad es una falta de respeto con los compañeros y la empresa y no debe ser permitida.
[1] En algunas empresas evitan este absentismo con la sinvergonzonería de la subcontratación a través de E.T.T., nada “mejor” que recortar derechos a los trabajadores, nada “mejor” que trabajadores que no enfermen, que no tengan vacaciones o paternidades, despreciable, miserable y cualquier otro adjetivo parecido que se nos ocurra.