“Y es que las formaciones, iniciales son el reflejo del todo, no hay formación inadecuada sin seguimiento adecuado de los trabajadores, sin una buena gestión de los recursos, no hay formación inadecuada sin buenas praxis en la plataforma, no hay formación inadecuada sin cuidado y profesionalidad”
A lo largo de mi vida profesional he dirigido, impartido y en este momento, de la edad media de mi vida -esta edad que no es chicha, ni “limoná”-, recibido algunas formaciones, tanto iniciales como esas consideradas de reciclaje o incluso esas de relleno-obligatorias, formaciones para trabajar o trabajando, y es vox populi entre los asistentes a estas formaciones, en todas ellas sin excepción, que la formación ha sido larga o la formación ha sido corta, y debo reconocer, que también parecieron o largas o cortas, más largas que cortas aunque la formación durará dos horas, porque tengo una tendencia natural a quedarme con lo importante y a descartar la paja y muchas veces estas formaciones están llenas de paja, sucede que tengo también una tendencia natural al análisis objetivo posterior desde el sujeto, a utilizar ese Método cartesiano que me lleva a dilucidar si lo pensado es sólo una impresión o una realidad.
Tras mi disposición cartesiana estimo que las formaciones, todas, no son largas o cortas, las formaciones son adecuadas o inadecuadas , que se hayan extendido más o menos en el tiempo tienen un componente muy subjetivo, que sean adecuadas reflejará, sobre todo, una curva de aprendizaje corta y provechosa.
Hay formaciones de formador empecinado en cumplir con su horario a rajatabla, tan latosas como innecesarias, porque lo que tenga que decir no sirve para nada y entonces se produce en nuestro sector, y creo en todos los sectores, esos curiosos entremeses llenos de preguntas y respuestas clarificadoras y esos teatrillos propios del peor Lope de Vega, de nombre anglosajón y uso extendido e ineficaz si es relleno de almohada, ninguna de las cosas que se hace para completar sirve para nada , salvo para cumplir con el horario del formador, evidentemente, si la formación se produce dentro del paréntesis de un contrato laboral, se escucha, se bien queda y se espera no coger llamadas a lo largo del día, pero si es esta una formación inicial sin rédito económico, pierdo mi tiempo y por supuesto, desconecto de las preguntas, de las respuestas y del teatrillo del siglo de Oro.
Las formaciones tienen que ser adecuadas, en tiempo y forma como siempre decía una amiga, adecuadas en utilidad, por tanto, el contenido práctico es imprescindible, el conocimiento del producto, el conocimiento de los aplicativos y el conocimiento de las aporías, una formación es adecuada y da igual que dure cinco horas o quince días, sí tras la formación yo no sé ponerme unos cascos, atender con módica seguridad una llamada de recepción, emisión o back office, no sé encender el equipo –peores cosas se han visto-, o tengo un resorte en el brazo con un letrero invisible en el que se puede leer un signo de interrogación, y después laboro cual catenaccio en una agonía eterna, podría suceder que yo fuera más tonto que Abundio o podría suceder, si hay muchos abundios junto a mí ,que el error estuviera en el formador, el planificador de la formación, el contenido de la formación en sí, en resumen, en todo lo que no soy yo.
Si imparto una formación de dos horas a un grupo de profesionales bregados y tras ésta, en poco tiempo, en el mismo día, por ejemplo, ya empiezan a estar cómodos con ese “amigo” que es el cliente, a ese que da sentido al trabajo, y a dar la respuesta que se pretende, mi formación será adecuada aunque dure dos horas o dos minutos.
Porque una formación inadecuada se nota , es una prueba de algodón, demasiados papeles en las mesas, considerables inseguridades en lo que se dice o se cuenta, propuestas de dudas y consultas a un tercero que no está allí, y acaso no existe, planificaciones de horas exageradas y más vacías que el espacio que recorre un electrón dentro de un átomo, formadores cátedra que hablan desde el púlpito o aquellos demasiado dialogantes y participativos que no sabemos si conocen o buscan el apoyo de las musas, exposiciones de aplicativos invisibles o a papel –nunca entendí que botón puedo tocar en un papel para interactuar-, condescendencias absurdas, Role plays propios del Actors Studio buscando al nuevo Marlon Brando, etc.
Y es que las formaciones , iniciales, de recuerdo o de ampliación, son el reflejo del todo, no hay formación inadecuada sin seguimiento adecuado de los trabajadores, sin una buena gestión de los recursos, no hay formación inadecuada sin buenas praxis en la plataforma, no hay formación inadecuada sin cuidado y profesionalidad.
Cuando impartí o dirigí formaciones siempre pretendía que los formandos estuvieran capacitados para realizar su trabajo bajo unos mínimos exigibles y sembrando la semilla de ese plus que se adquiere con el tiempo , ese plus, sin aristas, que adquiere agilidad y eficiencia con cada llamada, procuraba un intento de comodidad, un lugar de confort pequeño tan flexible que cada día creciera, después les daba seguimiento y apuntalaba los pequeños orillos que surgían en el camino de los formandos y sobre todo, los míos como formador o generador de formaciones, porque cuando impartimos una formación también nos formamos y crecemos, porque la formación no es un paquete que se da, la formación es un lazo entre dos que te compromete, es arrimar el hombro, una mano tendida a que eso impartido se naturalice a la mayor brevedad, por el bien del trabajador y de la empresa.