El titular con el que encabezo este artículo, debe obligatoriamente ser graduado, no es que no valga todo es que no vale nada incorrecto, lo que está mal está mal, y no admite réplica o cuestión, porque parece que el objetivo de la venta telefónica es la venta de manera indiscriminada, sumar el punto, anotar el gol y finalizar el partido y esto no es así.
En algunos casos la venta se ha enrolado en las filas de esos vendedores ambulantes de elixires milagrosos que iban con su carreta por el lejano oeste engatusando a unos pobres paisanos ignorantes, su fin no era otro que sacarles los cuartos, de la rabadilla a sus tuétanos, todos los cuartos, incluidos esos dientes de oro que conseguían durante años con el plato en el río desecado, y como había necesidad, los aldeanos se dejaban traicionar la razón hasta que daban un par de sorbos y despertaban sabiendo que aquello no era bálsamo de fierabrás sino jarabe del malo, y perseguían a los tahúres farmacéuticos, si les daba tiempo, sedientos de venganza un par de yardas hasta el fin del pueblo o hasta que su cerebro les dictaba la inmisericorde letanía de no merecer la pena enfermar al caballo por unos cuantos dólares.
En una experiencia reflejada en este libro, hablo de los tres puntos fundamentales para que una campaña de televenta funcione, una buena base de datos, un producto competitivo y un perfil de agente adecuado, y todo esto aderezado por una gestión impecable en lo profesional, por eso no todo vale, no valen los errores en las premisas y no valen los errores en la ejecución, si yo pretendo vender cepillos de dientes, mi base de datos no puede estar conformada en su gran mayoría por octogenarios, puedo ser un gran vendedor pero ¿a cuántas de estas personas les voy a poder vender cepillos de dientes? la población de esa base de datos debe tener o podría tener la necesidad de esos productos, o tengo un perfil de clientes cercano al producto que quiero vender o comienzo a vender prótesis dentales, pero si sigo por el mismo camino me estoy equivocando, tampoco vale la generalidad, puedo tener suerte, la suerte es incontrolable, pero sí la base de datos tiene su origen en personas interesadas en comprar robot de cocinas, puede ser que al intentar vender un seguro de coche igual redima poco o nada, por tanto, es necesario que la primera premisa sea que el perfil de clientes de la base de datos esté potencialmente necesitada del producto que estoy ofertando, si producto y clientes no son parejos entramos en el mundo de las puertas, llamo, abren y lo que me encuentre, el mundo de la venta potencial a puerta fría. La segunda premisa no es otra que la competitividad del producto, competitivo no sólo en precio, el precio en muchos casos es fútil, sino en otros factores que pueden hacerlo atractivo cara al cliente, en dos productos de igual calidad, con las mismas garantías, con la misma atención al cliente, en igualdad en todo lo que se nos pueda ocurrir pero con distintos precios, el cliente siempre escoge el más barato porque no es tonto, consideremos entonces que existen otras desigualdades y la máxima de valorar otras cosas como clientes, ¿cuántas veces hemos escogido un producto más caro simplemente porque no tiene incidencias o averías?, o incluso por cuestiones más pueriles para el universo y que para mí son imprescindibles, pongo el ejemplo de la televisión, soy padre y mis hijos disfrutan de todos los dibujos animados y si hubiera más verían más, igual prefiero una compañía de telecomunicaciones que me ofrezca muchos canales de dibujos animados aunque el paquete de televisión sea más caro que el de otra compañía, todos los productos deben tener puntos fuertes en lo que sustentar nuestra venta y todos los tienen, de no tenerlos mal negocio, teniendo en cuenta los dos primeros factores, si los clientes de mi base de datos no necesita el producto [1] y el producto, además, no tiene ninguna ventaja respecto a otros similares o iguales, las ventas telefónicas reposarán en el cuarto misterio Fátima. Por último, el perfil de los agentes, la tercera premisa es el perfil del que llama, del vendedor, el vendedor no debe ser apocado ni mentiroso, si soy incapaz de abrir la boca y de refutar argumentos simples, no tengo el perfil de ventas, y si cada vez que abro la boca miento, exagero e imagino, tampoco tengo el perfil de ventas, al menos no de la venta que nosotros estamos buscando, buscamos la cercanía, buscamos la confianza, buscamos el gol y el buen juego, que el cliente se quede con nuestro producto porque es el mejor y además se quede con nosotros mucho tiempo, vender y fidelizar en la marca. Decían los antiguos que la mentira tiene las patas muy cortas y es tan cierto como el respirar, por eso todas las ventas incluyen la redención a un mes o dos meses.
El trilero hace más daño a una campaña que el cartujo, entre otras cosas porque el trilero vende de una manera irresponsable y hace mucho daño a la marca, Sabemos también que un producto no competitivo puede tener un factor competitivo en nosotros, la puerta a la empresa somos nosotros y después se encargarán los distintos departamentos de atención al cliente, pero por nosotros, por lo que representamos, por nuestra voz que es la empresa, el cliente viene, nos da la oportunidad, la atención al cliente en la venta ya es un punto fuerte del producto. El perfil del agente a priori ayuda en la venta, pero el perfil también se puede crear o dirigir y para eso está al equipo de gestión, se necesitan personas que en diez segundos capten la atención del cliente, personas que den confianza y que estén seguros de que eso que vendemos lo querríamos para nosotros, no vendo nada que no querría para mí, que yo mismo no desee, personas que sepan cerrar las ventas, que no sean meros informadores, todo eso se trae o se entrena, lo único inválido es la mentira.
No todo vale en las premisas y no todo vale en la ejecución, llamar a un cliente quince veces, además de no ser una exageración respecto a lo que está sucediendo en la actualidad es desde todos los frentes una infamia, si no ha cogido el teléfono y algún momento lo coge, a tenor de nuestra enorme cantidad de llamadas, no querrá saber nada de nosotros y sí ha cogido el teléfono ya nos ha dicho que no, para que le molestamos más. El cliente actual se enfrenta a una saturación de llamadas comerciales, llamadas tras una negativa y llamadas a deshoras, algo se podrá hacer dicen algunos gestores, es muy poco el beneficio y mucho el perjuicio que produce la insatisfacción del cliente digo yo. Es inadmisible que se vuelvan a cargar datos de clientes que no querían nuestros servicios o productos, ¿acaso pensamos que si hablamos quince veces con un cliente alguna vez nos dirá sí por la insistencia?, molestar a un cliente es escandaloso y produce siempre un efecto contrario, lo refuto con un ejemplo, en los últimos días observo en televisión la oferta comercial de una compañía de teléfonos y es bastante atractiva pero no se me ocurre contactar con esta compañía, nunca compraré sus productos y la causa es un hatillo, me han llamado tantas veces en los últimos meses, siempre a deshoras y de manera maleducada, que para mí, esos que son los primeros anfitriones de la compañía no me abrieron la puerta, me llamaron muchas veces para vender un producto y sin embargo, de no haber llamado nunca me habría interesado, una primera llamada correcta, enganchándome desde el principio, habría sido suficiente, quizás una segunda llamada, para pensarlo, pero todas las demás no sirven. Los que reparten las bases de datos deben tener cuidado con el uso que se hace de ellas, no podemos entregar las mismas bases de datos a distintas empresas de telemarketing, no podemos llamar a un cliente sin fijar un protocolo “de no agresión”. Este protocolo de no molestia, de no agresión, es imprescindible, porque tenemos que preservar al cliente de la saturación actual, urge establecer unas pautas que cumplan las empresas de nuestro sector, todas, y con esas reglamentas para todos podamos cuidar al cliente.